Monday, January 18, 2010

¿Cambia algo con Perú, elección de Piñera?

Señal de Alerta

Radio Moderna (lu y mi; 4 pm.); http://www.modernaradiopapa.com/media.wax

por Herbert Mujica Rojas

18-1-2010

 

¿Cambia algo con Perú, elección de Piñera?

http://www.voltairenet.org/article163580.html

 

No. El próximo gobierno chileno a cargo del empresario Sebastián Piñera, y él lo ha anticipado con categórica postura, seguirá su designio de país isla, agresivo e imperialista, en tierra y en mar, con respecto a Perú o a cualquier otra nación. Hay, como se recuerda dos hechos importantes en juego: el contencioso que Perú ha planteado al país del sur por la ausencia inobjetable de límites marítimos y el enclave aeronáutico de Lan, propiedad de Piñera, en casi todas las rutas comerciales de nuestro país en el marco de casi 10 mil millones de dólares de inversión sureña aquí.

 

Quienes creyeron con ingenuidad candorosa que Frei, el gran perdedor de la Concertación, hubiera cambiado esa línea, se equivocan y en grado sumo. Alguna vez he escrito que los socialistas, derechistas, centristas chilenos, son más chilenos que socialistas, derechistas o centristas. La historia de la difícil vecindad del país sureño con Perú demuestra inequívocamente que hay planes y propósitos a los que ellos se ciñen con prescindencia absoluta y raigal del gobierno que les toque en La Moneda. Y eso, debieran asimilarlo, los aprendices de brujo a quienes seduce el echar suertes como si un comicio pudiera equipararse a sacar conejos del sombrero.

 

Escribió en mayo del 2005, el embajador Félix C. Calderón en su artículo Constantes históricas en el comportamiento vecinal de Chile:

 

"Para recapitular, ha sido la lógica implacable del teorema geopolítico enunciado al inicio de este artículo, la que explicaría la persistencia por parte de Chile en la observancia de esas constantes de comportamiento en su relación con el Perú. Aparte de ser muy redituable en términos territoriales, le ha permitido guardar coherencia en su accionar, al margen del carácter civil o militar de sus sucesivos gobiernos, dar continuidad a su diplomacia y ha hecho previsible su proyección geopolítica. Obsesionados como siguen con ese enemigo natural, algo que no ocurre en el Perú en que a un sector de la burguesía le gusta ver a Chile como su aliado, el miedo a la revancha es un fantasma omnipresente en los chilenos, como igualmente lo es la gran amenaza que supone la reconstitución de la gran nación andina.

 

De allí que la diplomacia chilena haga ahora todo lo posible por profundizar la división entre los pueblos andinos (echarle la culpa al Perú en la solución de la aspiración marítima de Bolivia, en virtud de la cláusula cerrojo de su autoría incluida en el Protocolo Complementario, es un ejemplo de ello), puesto que ha descubierto que si quiere mantener cierta supremacía en esta parte de mundo, vale decir asegurar su supervivencia, no tiene más remedio, ante la imposibilidad de nuevas guerras de conquista, que transformar al Perú y Bolivia, por lo menos en el corto y mediano plazo, en su hinterland vital habida cuenta de la clamorosa carencia que adolece su tripa territorial de recursos energéticos, hídricos y los limites asfixiantes de su diversidad biológica. Y es aquí cuando el Perú debe imaginar, concebir e implementar una política de respuesta y contención igualmente duradera, ambiciosa y agresiva en diferentes planos, sobre la base del principio rector que en los tratos con el usurpador es éste quien tiene que hacer las concesiones y no al revés."

 

Más que nunca Perú debe tener en cuenta que en pocas semanas Chile presentará la Contramemoria a nuestra demanda y la información que el pueblo posee sigue siendo corta, insuficiente, modestamente absurda. Los partidos políticos ¡ni se interesan en el asunto con miopía digna de torpes que pretenden no ver las implicancias que tiene el asunto!

 

Perú aguarda alternativas y soluciones que puedan ser rectoras de su vida institucional pero de manera total y como país con 28 millones de habitantes, riquezas naturales inmensas y obligación de alentar reconstrucciones históricas de calibre capaces de hacer frente a cualquier amenaza. Es hora de oír el llamado telúrico de unión y fraternidad entre los pueblos andinos.

 

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

 

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

 

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

 

¡Sólo el talento salvará al Perú!

 

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